La llegada de internet a mi casa y el descubrimiento de YouTube crearon un punto de inflexión crucial en mi trayectoria como mago. Pasaba horas viendo vídeos de los grandes magos de la historia. Recordando aquellos especiales de David Copperfield, me embarqué en una búsqueda incansable de cada vídeo relacionado con él y sus increíbles ilusiones. Los vi cientos de veces.
Sin embargo, mi afán por conocer más magos no se detuvo ahí. Puedo asegurarles que, a la edad de 15 y 16 años, me dediqué a buscar y ver todos los vídeos en los que Juan Tamariz y Pepe Carrol llevaban a cabo sus increíbles efectos de magia en el emblemático programa «Un, dos tres… Responda otra vez», así como en otros programas de la época. También descubrí a maestros de la talla de René Lavand, Lance Burton o Paul Daniels, y descubrí a cientos de jóvenes magos talentosos que hasta entonces desconocía y que gracias a internet pude conocer.